ATENCIÓN SPOILERS (pequeñitos) DE JUEGO DE TRONOS

Si uno no planea bien sus asaltos, puede acabar como esta pobre gente:

Y evidentemente nadie quiere eso. Los planes son algo importante en nuestras partidas. Aunque hay muchos juegos en los que incluso la más cuidadosa planificación puede verse inútil ante las irresistibles fuerzas del azar, Tesoro y Gloria no es de esos. Al contrario, las mecánicas de TyG premian fuertemente los buenos planes. Así que hoy vamos a dedicar este espacio a reflexionar y dar algunos consejos sobre el arte de los planes de asalto. Que vaya por delante que mi experiencia se reduce a la obtenida sobre la mesa de juego, y aunque soy un aficionado a los juegos de estrategia bélicos y un apasionado de la historia militar y sus detalles (¡vivan las lanzas!), no soy un estudioso ni mucho menos. Sentíos libres de corregir cualquier incongruencia que veáis en los comentarios.

EL PLAN

Bien, ha llegado la hora de atacar a los malos, pero resulta que están metidos en una madriguera así de profunda y tienen a sesenta buenos soldados en la puerta, dispuestos a daros candela. Y vosotros sois tres. Esto va a ser divertido.

Bien, lo primero que toca preguntarse es…

¿CUÁL ES NUESTRO OBJETIVO?

Y esto es importante, porque el objetivo de un asalto semejante no puede ser baladí. En el caso del vídeo aquí arriba el objetivo no es acabar con toda la guardia del castillo, ni robar el tesoro. No, el objetivo es rescatar a Buttercup y matar al conde Rugen. Ese es el objetivo. O mejor dicho, los objetivos. Provocar una masacre no lo es. Todo lo que ahora se ponga sobre la mesa tiene que servir para cumplir uno de esos objetivos.

¡RECONOCIMIENTO!

No siempre hay tiempo para esto, pero por dios que si lo hay merece la pena hacerlo. Ya sea a través de conjuros, tomos de saber antiguo o argucias y habilidad, uno debe tratar de reunir toda la información posible sobre el enemigo. ¿Quiénes son sus líderes? ¿Dónde se alojan? ¿Cuántas entradas y salidas hay? ¿Saben que venimos? Esta suele ser la parte más ignorada de los planes, pero es de lejos la más importante, ¡conoce a tu enemigo! Muchas veces retrasar uno o dos días el asalto a favor de obtener más información es más que recomendable.

RECURSOS

¡No os olvidéis de la carretilla! Hasta las cosas más inesperadas pueden convertirse en un recurso. Haz una lista (o por lo menos considera cuidadosamente) todos los elementos a vuestro favor. La información, habilidades, capacidades, equipo… ¡todo! Si me dieran una mo por cada vez que he visto a un jugador revisar su ficha después de una batalla y decir «¡Anda! Si tenía un frasco de tal, nos hubiera ido de perlas contra aquel loqueseamante»… tómate la molestia de mirar tu ficha ANTES de que empiece la movida, anda.

ENFOQUE

O, básicamente, cómo vais a conseguir vuestro objetivo. Hay muchos enfoques posibles, pero generalmente deberíais escoger el que permita un mejor uso de vuestros recursos. Uno de mis enfoques favoritos consiste en dividir las fuerzas del enemigo al tener que hacer frente a amenazas indeterminadas desde puntos distintos. El fuego puede ser un gran recurso en este sentido, pues forzosamente obligará a buena parte de las fuerzas defensoras a trabajar en su extinción. Los pícaros son ideales para estas tareas, pues aunque no son particularmente hábiles en el combate abierto, al poder atacar y escabullirse con facilidad pueden tener entretenido a un generoso número de enemigos (quizá convencidos de que su número es mucho mayor) mientras el asalto frontal sucede desde otro ángulo.

Hacer uso de una vanguardia, un grupo de luchadores capaces y bien protegidos que se infiltren tras las líneas enemigas es también de gran utilidad, pues se tiende a poner más atención sobre ellos que sobre las fuerzas más allá de tu perímetro. Esto puede permitir a dichas fuerzas romper las defensas con más facilidad. Sin embargo, es importante tener en cuenta que la supervivencia de las vanguardias es dudosa en el mejor de los casos. Aquellos mejor preparados para ser vanguardias (guerreros pesados) no suelen tener habilidades de infiltración, pero con algo de ayuda sobrenatural (un conjuro de Teletransporte o de Invisibilidad) podrán cumplir fácilmente.

En el caso de vuestros lanzadores de conjuros y demás artillería pesada, acordaros siempre de mantener una escolta cerca. Más de una vez he visto a un conjurador confiarse y encontrarse al borde de la muerte al alejarse de la Zona de Control, y no olvidemos que tus enemigos podrían poseer medios de infiltración o hechicería propios (por eso mismo es importante el Reconocimiento). Una de las tareas de la Vanguardia puede ser acabar con esos mismos medios, aunque si contáis con un Asesino (que no es lo mismo que un pícaro) podría ser incluso mejor enviarlo a él antes del asalto de la Vanguardia (de haberlo) para lidiar con ese problema de forma discreta.

ESPERA LO MEJOR, PLANEA PARA LO PEOR

Durante todo asalto, hay una serie de Puntos Críticos. Estos son momentos y claves indispensables para la ejecución del plan. Por ejemplo, en el asalto a un campamento bandido, la destrucción de sus atalayas occidentales (lugar por el que llegará el asalto principal) son un Punto Crítico. Si no se destruyen, el enemigo contará con arqueros bien cubiertos y situados en una posición ventajosa que representarán una amenaza demasiado grave como para que el asalto tenga éxito. En otros, el éxito del plan exige que se logre mantener la defensa de un puente, lo que lo convierte en un Punto Crítico. Si durante el asalto se falla en ejecutar estos Puntos Críticos, el plan en el mejor de los casos ya no será válido, y lo más seguro es que el asalto se encamine hacia su fracaso más absoluto.

Es importante localizar e identificar estos puntos críticos, para que cuando se falle en su ejecución sucedan una de dos cosas: o bien se tiene un plan de contingencia, o bien es hora de tocar retirada. En los planes normalmente sólo se planifica el éxito, pero nuestros jugadores rara vez toman en consideración el fracaso, y cuando este llega la falta de preparación (tanto de planificación como mental) suele hacer que sus consecuencias sean aún más terribles. Antes de lanzarte al asalto, tómate la molestia de explorar un par de rutas de fuga, establecer un punto de reunión y, si es posible, establecer planes de contingencia en caso de que alguno de vuestros puntos críticos falle.

Minuto 3:01, gente.

LA SUPERVIVENCIA ES LA VICTORIA

Eso significa que, a menos que se esté defendiendo un punto crítico, la retirada debería ser siempre una opción, y que los personajes deberían tomarla tan pronto como sus heridas adopten un cariz particularmente grave. Por norma general, si 1d6 de daño puede matarte, es hora de ir pensando en la retirada. Acuérdate también de la cobertura, y quizá de poner algunas trampas a través de alguna de vuestras rutas de fuga que aseguren que unos persistentes perseguidores no os van a molestar. Los kobolds saben de lo que hablo.

POR MI CARA BONITA

Aunque aquí nos hemos centrado en el uso de las armas, no quiero dejar de señalar que una vanguardia puede ser también un tipo lo bastante majo como para que tus enemigos no lo apuñalen nada más verlo. Su presencia puede distraer al enemigo, quizá incluso mantener ocupados a sus líderes o confundirlos con información falsa. Es una jugada arriesgada, pero que con las Pericias adecuadas y si se cuenta con la suficiente información sobre el enemigo puede salir muy, muy bien. Esto mismo puede aplicarse a casi cualquier otro recurso que se os pueda ocurrir. En general, si podéis conseguir vuestros objetivos sin tener que recurrir a las armas (especialmente si es contra una fuerza claramente superior) tanto mejor. Ya se sabe que quien a hierro mata a hierro muere.

Y en fin, estos serían mis pensamientos y consejos al respecto. Considero particularmente importantes el RECONOCIMIENTO y ESPERA LO MEJOR, PLANEA PARA LO PEOR, ya que en mi experiencia la mayoría de los grupos tienden a pasarlos por alto. Tened en cuenta que esto no es más que un tratamiento superficial del tema, pero ¿vosotros qué opináis de lo aquí escrito? ¿Falta algo por mencionar? ¿Algún consejo de vital importancia que se me haya pasado? Pues me lo ponéis en los comentarios, ¡hasta pronto!